El Amor (segunda parte)

¨En mi mente surgieron pensamientos viriles de hacer otra vez el amor y en el fondo deseos de volver a verla de repente, como si creyera haberla decepcionado la primera vez (no tenía ningún motivo para creerlo, previamente al acto se me habia echado sobre el pecho comiendo el plato chino a base de huevos y mirándome con ojos alegres y brillantes, ¿que tal vez esta noche está devorando mi enemigo?), pensamiento que me obliga a apoyar la frente caliente y grasienta sobre mi mano cansada -¡oh, amor, me has abandonado!- ¿o tal ez nuestras telepatías se cruzan en simpatías por la noche? La comezón de que el frío amante de la lujuria perciba la cálida hemorragia del espíritu. De modo que llegó, a las ocho de la mañana; Adam se fue a trabajar y nos quedamos solos e inmediatamente se acurrucó en mi regazo, ante mi invitación, en el gran sillón relleno de estopa, y nos pusimos a conversar, ella empezó a contarme su historia y yo encendí (a pesar del día gris) la mortecina lámpara roja, y así comenzó nuestro verdadero amor.¨

Los Subterráneos