4 comentarios:

Anónimo dijo...

definitivamente oceánico. lo oceánico, estamos en el centro equidistante entre porciones continentes, compuestos de orillas inaccesibles debido a la ingeniería herméticamente geométrica de distribución de minas que barren el horizonte subjetivo incierto aparecido al arribar a una pequeña porción de sus costas, mientras las redes de pescadores parlantes espartanamente entrenados tejidas con semántica infalible, negadoras de la indeleble inefabilidad de todo ser vital –mentalmaterial-, dotada con las maldiciones de CEOs, y la suma de alientos agrios y escupidores que esperan el miserable jolgorio jurídico excitado que cuelgan, recalientes ante las inminentes operaciones de sus insolentes (mecánica no perceptiva) determinaciones ferrosas sobre aquellos que se acercan demasiado atraídos por cebos pestilentes, arquitexturizando el horizonte co-vivido canchereando sobre que el infierno, el triunfo de las tinieblas, en verdad no requiere para su advenimiento del preludio del Apocalipsis, que, aunque mínimamente, permite algún tipo de rebeldía. abusándose de nuestra perdida de olfato. interjecciones peligrosas y miradas pendencieras por parte de los chabones que perdieron fuera de sí la síntesis-nosotros. lugar de bendición interterrotirialidad-rictiviciada-lame-dalai. su presencia fuera de la transnaturalezamontañosverdereververante, tibet, me confunde. dejate de joder que en el medio del océano hay puentes subacuáticos, medios imperceptibles desde la enorme distancia de los contenedores que podemos tomar hasta la comunidad gelatinosa de los monstruos abisales, donde, dicen viajeros tenaces, todo ser vital se da vuelta y en lugar de activar los mecanismos de la conciencia los suspende, dejándolo sin nada más que la intuición, con la que progresivamente colorea pedazos inmediatos de oscuridad absoluta del último de los horizontes, la última arquitectura posible, invariante en su variación constante no retenida, jamás visible por la rememoración de la vida en la superficie donde las manifestaciones componen una ópera interminable de dramas que terminan en el comienzo de otro. reduciéndose los continente y pasar así a un estentóreo inmutable inmoderado entre el cual le afanamos el velero al bombi tostado que danza el tartamudeo horripilante del infierno sobre la cubierta, previo desmayarlo con unas pases de nunchaqu luego de constatar en su cara el espanto monstruoso que este tipo de misiones compone en nuestras caripelas. Tal vez siga el viaje en otra transferencia bajo los estrictos controles psíquicos pendulando entre el wairaid y este pavimento nocturno efímeramente delimitado por las líneas blancas alargadas sobre su dureza.

pibecapsula dijo...

y sí, le pongo un tilde a "oceánico".
y también le pongo 3400 tildes oceánicas al breve comentario anterior.

salud y gracias por la enfermedad mental

Leah Beo dijo...

gracias por dar gracias.
por haber compartido
(tomando partido
(por este blog)
)
la enfermedad mental,
que nunca nos falte.

Anónimo dijo...

el arbolito quiere alejarse, pobrecito tan mal ubicado, tierno y sabio.
soy maria, pero no se como comentar con mi nombre